Vía All Manner
of Thing, el blog de C. Burrell, nos hemos enterado de que la
Biblioteca Británica, junto con la Universidad de Calgary (Canadá), ha digitalizado y publicado en Internet el
manuscrito llamado “Cotton Nero A.x.”, que incluye la versión más antigua
conocida de Sir
Gawain y el Caballero Verde, así como las poesías Pearl,
Patience y Cleanness, en inglés medio. Aunque descuento que los conocimientos
de paleografía e inglés antiguo en mis lectores no son como para emprender la
lectura (especialmente desde que contamos con la excelente versión moderna de
J. R. R. Tolkien), sí son de admirar sus bellas
iluminaciones.
Este manuscrito se encontraba en la antigua Biblioteca
Cotton, colección bibliográfica con una muy rica historia. Fue iniciada
por Sir Robert Bruce Cotton (1571-1631), parlamentario inglés que dedicó su
vida a ubicar, comprar y preservar todo el rico material libresco que fue
arrebatado a los monasterios tras su disolución en 1536-41. Además de esto, Sir
Robert recorría las oficinas públicas en busca de documentos oficiales que corrían
también riesgo.
Esta obra bibliófila fue continuada por su hijo
Sir Thomas (†1662) y su
nieto Sir John (†1702), aún
muchas veces a riesgo de su libertad o la vida. Poco antes de la muerte de este
último, la biblioteca fue legada, junto con la Cotton House, al Parlamento de
Gran Bretaña. Este cuerpo nombró un grupo de curadores que, eventualmente,
mudarían este tesoro a la Casa Essex en la calle Strand. Pero, pronto, cuando
se hizo evidente el riesgo de incendio que allí existía, la Biblioteca Cotton
pasó a la Casa Ashburnham.
En Casa Ashburnham se le uniría también los volúmenes
y registros de la vieja Biblioteca Regia en 1707. Allí, los antiguos manuscritos
sufrieron el gravísimo incendio del 23 de octubre de 1731. Toda la sociedad
londinense recordaba cómo el bibliotecario de la mansión, el Dr. Bentley,
apenas escapó del fuego sosteniendo bajo el brazo el invalorable Codex Alexandrinus. Otros libros, como
el Génesis de Cotton, no tuvieron
tanta suerte.
Si bien la mansión de los Condes de Ashburnham
fue restaurada bajo supervisión directa del Parlamento, al ser fundado el Museo
Británico, por ley de 1753, la Biblioteca Cotton se transfirió a ese edificio.
Por tradición, se ha mantenido la clasificación
ideada por Sir Robert en el siglo XVII. Éste había dispuesto una serie de
bustos de césares romanos para identificar cada sector, de allí señalaba el
estante y el número de volumen desde el borde. Es así que Cotton Nero A. x. se leía: “a la altura del busto de Nerón, último
estante, décimo volumen”.
La Casa Ashburnham queda en el pequeño patio
del deán de la Abadía de Westminster y hoy es uno de los edificios de la
Escuela de Westminster. Tras la restauración de la monarquía, en 1660, los
Condes de Ashburnham encargaron al arquitecto Inigo Jones (o a su discípulo,
John Webb), la construcción de la sede solar de la familia junto al Parlamento
de Londres. La casa fue levantada en donde estaba la antigua Casa del Prior de
la Abadía y para disponer el jardín, se sacaron los escombros del antiguo
Refectorio monástico.
Los Ashburnham procedían de la villa del mismo
nombre cerca de la localidad de Battle en Sussex, donde tuvo lugar la batalla de Hastings (1066) que aseguró al duque Guillermo de Normandía la conquista de la corona de Inglaterra. Al menos desde el siglo XII,
sino antes, vivieron allí los que serían posiblemente descendientes de una rama
de la familia normanda de los Señores de Criol. Hoy se sabe que la proveniencia
de los antiguos reyes sajones de Ashburnham no es tal.
Em 1603, el rey Jacobo I llama a su lado en la
Torre de Londres a John de Ashburnham (1571-1620), un militar que lo había
ayudado a ocupar el trono a la muerte de su tía Isabel I, y lo crea caballero. Pero
Sir John parecía no estar apto para la paz, y sin guerras en que combatir, tuvo
una vida bastante disipada. Fue así que, ya para principios del siglo XVII, se
vio obligado a vender la tradicional residencia familiar para pagar deudas. Deudas
que pronto se renovaron y que lo llevarían a prisión, donde lo alcanzará la
muerte.
Su hijo del mismo nombre, apodado “Jack”, fue,
en cambio, un aplicado servidor público. A cargo de las arcas reales de Carlos
I, y acompañando al Ejército Real en sus campañas contra los Parlamentarios,
recuperó el honor familiar y logró readquirir la casa solar que se mantuvo en
posesión de la familia hasta 1953, año en que murió Lady Catherine Ashburnham,
la sobrina del 6º Conde.
El nieto de “Jack”, también de nombre John (1658-1710),
fue parlamentario en representación del distrito de Hastings y, por su apoyo
contra los Estuardo, los reyes Guillermo III y María II lo crearon Barón
Ashburnham de Ashburnham en el Condado de Sussex, par del Reino de Inglaterra,
con un escaño en la Cámara de los Lores. Este primer Lord Ashburnham estaba
casado con Bridget, hija y única heredera de Sir Charles Vaughan de Porthammel
House (en Breconshire), aportando considerables bienes a la familia que vio asegurada
así la viabilidad económica del nuevo título noble.
Su hijo mayor, William (1679-1710), fue también
parlamentario por Hastings y, al heredar el título, debió abandonar la Cámara
de los Comunes y ocupar su escaño entre los Lores. Pero murió al poco tiempo,
soltero y sin hijos, por lo que el título y el patrimonio pasaron a su hermano
menor, John (1687-1737).
Lord John era hasta entonces parlamentario
también por Hastings, pero, a diferencia de su padre y hermano, pertenecía al
partido Tory y era un conocido conspirador jacobita. Escándalo fue para sus
correligionarios comprobar que tan fácil, como tercer Barón Ashburnham, cambiaría
sus lealtades, sentándose entre los Lores del partido Whig. Desde su lugar en
la Cámara, apoyó decisivamente a los Reyes de la dinastía Hánover contra todo
intento de restauración de los Estuardo y, posiblemente, delató a muchos de sus
antiguos co-conspiradores. Fue así que, en 1730, John Ashburnham, 3º Barón
Ashburnham, fue proclamado Conde de Ashburnham y Vizconde Saint-Asaph —título que
éste pasaría a su hijo John (1724-1812) y se convertiría así en el título honorario que usarían
los herederos—.
Este John se convirtió entonces, en 1737, en el
2º Conde, y su hijo George (1760-1830), en Vizconde St. Asaph. Este George
estudió en la Universidad de Cambridge, obteniendo la Maestría en Artes en el
Trinity College, y fue uno de los curadores del Museo Británico, convirtiéndose
en 1812 en el 3º Conde y 5º Barón Ashburnham.
Habiendo fallecido su hijo mayor, el título fue
heredado por el segundo hijo, Bertram (1797-1878). Éste era todo un personaje de su época:
viajero y explorador, botánico y naturalista amateur, historiador, anticuario y
bibliófilo… En sus viajes adquirió una inmensa colección de viejos manuscritos,
incunables e impresos que se hizo legendaria.
Su hijo del mismo nombre, Bertram (1840-1913),
el 5º Conde de Ashburnham, fue también todo un personaje como su padre. Conoció en
Londres a distintos exiliados de las Guerras Carlistas en España y conoció a
Don Juan, al que ayudó económicamente, y, eventualmente, a su hijo, Don Carlos, quien causó especial impresión en Lord Ashburnham.
Tanto fue así que hizo publicidad entre la
sociedad británica para la causa legitimista española y prestó un velero de su
propiedad, el S.Y. “Firefly”, para contrabandear armas. Financió publicaciones
carlistas no sólo de España sino también del exterior y en sus archivos, entre numerosas cartas de carlistas, se
cuentan varios números de El Legitimista
Español, periódico tradicionalista editado en Buenos Aires por el emigrado
carlista Francisco de Paula Oller.
Al mismo tiempo, se convirtió en un ardiente
defensor de la causa Jacobita que ayudó a revivir, aún cuando mantenía muy cordiales relaciones con
la reina de facto Victoria. En el seno de la Cámara de los Lores, lideró el Partido
Jacobita, que ayudó a fundar con varios lords escoceses. Y patrocinó el Club
Legitimista del Valle del Támesis, en algún tiempo muy popular entre las clases
obreras del sur de Londres —causando alarma a las autoridades—.
No tuvo hijos varones, y el título será
heredado por su hermano menor Thomas (1855-1924), que, soltero y sin hijos, sería también el último de su
familia en ostentar el título.
Para fines del siglo XIX, las “excentricidades”
de los Ashburnham los habían puesto en situación financiera complicada. Fue así
que el Parlamento comenzó a negociar la compra de la famosa biblioteca del 4º
Conde. El trato no logró cerrarse y, finalmente, los volúmenes se vendieron por
separado: muchos están hoy en la Biblioteca Británica, pero otros están
repartidos en distintos sitios, como la Biblioteca Nacional de París.
La Casa Ashburnham de Ashburnham Place sufrió
graves daños durante la Segunda Guerra Mundial y, al morir Lady Catherine, hija
y sobrina respectivamente de los dos últimos condes, los interiores de la casa
fueron subastados por Sotheby’s en 1953 y el edificio vendido por partes en los años
siguientes. Inviable económicamente, en medio de una grave crisis económica, en 1959 la vieja mansión familiar de los Ashburnham, uno de los edificios más bellos del sudeste inglés, fue demolida en su mayor parte. Hoy en día, los restos se utilizan como residencia, casa de retiros y salón de conferencias.
Sic transit gloria
mundi…
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